Esta mañana mientras revisaba las noticias, encontré un artículo fantástico en phoronix en el que hablaban de la propuesta de Scott James Remnant, ex-jefe de desarrollo de Ubuntu y actual trabajador de Google.
Este programador que sigue formando parte del mando técnico de Ubuntu ha expresado su deseo de que Canonical lance una versión final del sistema operativo cada mes en vez de seguir con su clásico ciclo de desarrollo semestral y bianual para las LTS.
"What I’m going to suggest here is a completely new development process for Ubuntu, complete with details about how it would be implemented. I’m going to suggest a monthly release process, beginning with the 11.10 release. It so happens that this fits perfectly with Ubuntu’s version numbering system, the next release would be 11.11, followed by 11.12, followed by 12.01 and so on."
Dice Scott James Remnant en su blog. Esto podría acabar con el uso de las PPAs que serían sustituídas por paquetes para la rama beta o alpha del sistema.
Creo que hablo en nombre de la mayoría si digo que el ciclo de desarrollo de Ubuntu tendría que cambiar pero quizás la propuesta de Scott James Remnant no sea el camino correcto sino más bien la peor idea. Este ciclo mensual solo sería beneficioso si las actualizaciones se hicieran vía APT, sin la necesidad de hacer un upgrade del sistema o incluso de tener que instalar de 0. Pero si las actualizaciones fueran por APT, sería algo ridículo plantear un ciclo discreto, mensual.
La elección lógica sería un ciclo contínuo en formato rolling release, paradigma que venimos defendiendo en lunaticgeek.com desde hace mucho tiempo. Ruvelro y yo hemos comentado este formato en multitud de ocasiones y hemos llegado a la siguiente propuesta, inconscientemente basada en Debian, cuyo ciclo de publicación es a nuestro parecer el óptimo para toda la masa de usuarios finales y de desarrolladores. De mayor a menor sería:
- LTS: Con la numeración clásica de Ubuntu y lanzamiento programado cada dos años. No serían meras congelaciones del sistema como en otras distros sino que seguirían una serie de objetivos prefijados. No habría otro instalador de Ubuntu y todo el mundo que quisiera entrar en otra rama habría de hacerlo por la última LTS. Esta es la rama principal y más estable, indicada para su uso corporativo. Su distribución se realizaría en .iso de menos de 2GB para que fueran grabadas preferentemente en live-usb. El tamaño extra de esta edición permitiría a los de Canonical, reintroducir todos los paquetes que han quitado (como el Gimp) por las limitaciones de los CDs; los diferentes kernels (x86, x86-PAE y x86-64) y escritorios (desaparecerían kubuntu, xubuntu y lubuntu como ediciones externas) que podrían elegirse durante el proceso de instalación. Para actualizar de una LTS a la siguiente habría que hacer una instalación desde 0 o un upgrade.
- Rolling Release: En forma de repositorio que se pudiera activar y purgar de la LTS en cualquier momento. Sin numeración ni nombre en clave. Los programas se lanzarían cuando hubieran alcanzado la estabilidad, sin calendarios, tan pronto como estuvieran preparados. Su uso está pensado para los consumidores finales que aprovecharían las características de estabilidad moderada y software más reciente, sin tener que reinstalar todo el sistema operativo.
- Bleeding Edge: También en forma de repositorio activable desde la LTS o desde la rolling release permitiría usar todo el software recién publicado. Para ello, un bot compilaría desde el código fuente y sin revisión por parte de Canonical una versión del software y las siguientes revisiones de Canonical pero todavía consideradas inestables. Es una rama muy inestable, comparable a una alpha y no se aconseja su uso para otro fin que el testeo de nuevas versiones.
Este es el ciclo que nos gustaría que tuviera Ubuntu pero si no van a hacer caso de las recomendaciones del ex-jefe de desarrollo de Ubuntu, menos van a oir las de un humilde blog de informática.