Uno podría preguntarse cuál es la razón para comprarse una refrigeración líquida.
Es una pregunta con respuestas pocos convincentes. En los tiempos que corren, la necesidad de una refrigeración líquida está solo razonada en los i7 socket 2011 porque consumen 120w. En el resto de procesadores no hacen ninguna falta. El overclock tampoco es una excusa demasiado buena. Desde que se popularizaron los procesadores mulinúcleo, la refrigeración líquida murió. Para aumentar la velocidad de procesamiento ya no era necesario aumentar el FSB y con ello la velocidad del reloj sino simplemente escalar el procesador poniéndole un núcleo más. Y de eso ya han pasado 6 años. Ahora hay procesadores de hasta 16 threads que nunca llegan a tener cargas de trabajo cercanas al 100%... Si incluso los disipadores de intel son cada vez más pequeños porque no necesitan nada más... Se me acaban las razones y las excusas más o menos convincentes para comprar una refrigeración líquida y sin embargo lo hemos hecho, ruvelro y yo. Dos RTS2011LC, para qué?
Creo que llega el momento de reivindicar la locura. La mayor parte de nuestros actos son irracionales y supongo que comprar la RL lo haya sido. Puede que mirar a través de la ventana de metacrilato de mi ordenador y ver el logotipo de Intel, iluminando la oscuridad con su ténue luz añil. O el dulce y relajante sonido del agua a través de los tubos, fluyendo desde la bomba hasta el radiador y vuelta a empezar en un círculo infinito...
Qué importa la temperatura cuando mi procesador no pasa del 15% de su capacidad. La única verdad es que la refrigeración se ha convertido en un objeto de culto más que en algo útil para la informática y nosotros debemos ser unos fetichistas. No es un objeto necesario, más bien, es bastante trivial sin ser de lujo pero provoca una atracción inigualable y ha sido tremendamente divertido monatarla sobre mi Xeon...
Hay que estar un poco loco para gastar el dinero en un circuito de refrigeración líquida en 2011 pero es lo que somos, no?
Somos geeks, somos lunáticos.